Hedwig Eva Maria Kiesler,
conocida como Hedy Lamar. Fue inventora de la primera versión del espectro
ensanchado que permitiría las comunicaciones inalámbricas de larga distancia.
Después de una breve carrera
cinematográfica en Checoslovaquia, incluida la polémica película llamada
Éxtasis, huyó de su marido, un rico fabricante austriaco de municiones, y se
trasladó en secreto a París. Viajando a Londres, conoció al jefe del estudio
de Metro-Goldwyn-Mayer, Louis B. Mayer, quien le ofreció un contrato de cine en
Hollywood. Se convirtió en una estrella de cine con su actuación en Argel. Sus
películas con MGM incluyen Lady of the Tropics, Boom Town, H.M. Pulham, Esq. y
White Cargo. Su mayor éxito fue como Dalila en Sansón y Dalila, dirigida por
Cecil B. DeMille.
Al comienzo de la Segunda Guerra
Mundial, ella y el compositor George Antheil desarrollaron la patente de un
sistema de guía por radio para torpedos aliados que utilizaba el espectro
ensanchado y la tecnología de salto de frecuencia para vencer la amenaza de
interferencias por parte de las potencias del Eje. Aunque la Armada de los
Estados Unidos no adoptó la tecnología hasta la década de 1960, los principios
de su trabajo se incorporan a la tecnología Bluetooth y son similares a los
métodos utilizados en las versiones heredadas de Wi-Fi. Este trabajo llevó a su
incorporación al National Inventors Hall of Fame en 2014.
Fue la única hija de un
matrimonio de judíos secularizados. Su madre, una pianista nacida en Budapest,
y su padre, un banquero nacido en Leópolis, pertenecían a familias judías
burguesas. Desde pequeña destacó por su inteligencia y fue considerada por sus
profesores como superdotada. Empezó sus estudios de ingeniería a los 16 años,
pero tres años más tarde, en 1933, abandonó la ingeniería atraída por su vena
artística y empezó a actuar en el teatro berlinés como alumna del director Max
Reinhardt. Así inició su carrera cinematográfica, y pronto sería mundialmente
famosa por la secuencia de la película Éxtasis, en la que aparece completamente
desnuda, primero al borde de un lago y, luego, corriendo por la campiña checa.
Por dicha escena se la conocería como la primera mujer en la historia del cine
que apareció desnuda en una película comercial. Atraído por esta película, el
magnate de la industria armamentística Friedrich Mandl arregló con sus padres
un casamiento de conveniencia y fue prometida en matrimonio en contra de su
voluntad. Hedy calificó posteriormente esa época como de auténtica esclavitud.
Su marido Friedrich Alexander
Maria Fritz Mandl, de familia católica, era proveedor de municiones, de aviones
de combate y de sistemas de control de Adolf Hitler y de Benito Mussolini,
según narra Lamarr en sus memorias. Esas ventas de material militar fueron
realizadas durante la ocupación italiana de Abisinia. Tras casarse el 10 de
agosto de 1933, él intentó infructuosamente hacerse con todos los ejemplares
existentes de la película en la que su esposa aparecía desnuda. Muy celoso, la
obligaba a acompañarle en todas las cenas y viajes de negocios. Fue encerrada
en casa y sometida a un estricto control. Hedy tuvo que abandonar su incipiente
carrera cinematográfica, y cualquier otro tipo de actividad que no fuera la de
simple comparsa de Mandl.
Por otra parte, Hedy había
aprovechado su soledad para continuar sus estudios de ingeniería, y utilizó su
inteligencia para obtener de los clientes y proveedores de su marido los
pormenores de la tecnología armamentística de la época que cedió a las
autoridades de los Estados Unidos años más tarde; igualmente algunas reuniones
le sirvieron de guía para idear y patentar, en los años 1940, la técnica de
conmutación de frecuencias, que le devolvería notoriedad en los últimos años de
su vida.
Durante su enclaustramiento
mantuvo una relación sentimental con su asistenta que le sirvió para obtener la
ayuda necesaria para escapar. En una rocambolesca historia de amor, Hedy
consiguió la infraestructura necesaria para preparar un completo plan de fuga y
escapar para siempre de las garras de su marido. Se deslizó por la ventana del
baño de un restaurante y huyó en automóvil hasta París, seguida de cerca por
los guardaespaldas de su marido, aunque la versión que ella misma cuenta en su
autobiografía es algo diferente: administró un somnífero a su asistenta y pudo
salir de su casa disfrazada de ésta. De esta manera pudo llegar a la estación
de tren y viajar hasta París por este medio.
En 1937 Lamarr escapó al fin de
Mandl. Ya en París, consiguió viajar más tranquilamente a Londres. Allí conoció
a Louis B. Mayer, el empresario de la Metro Goldwyn Mayer. Vendió sus joyas y
huyó a los Estados Unidos, en el mismo barco en que él regresaba, para
convencerlo de que la contratara como actriz. Al llegar a tierra, ya tenía un
contrato de siete años y un nuevo nombre: Hedy Lamarr.
Así renació, pues volvió de nuevo
a su vida como actriz. Había actuado hasta entonces en la película checoslovaca
Éxtasis y en cuatro películas alemanas además de la citada: Dinero en la calle,
La mujer de Lindenau, Las aventuras del señor O. F y No necesitamos dinero.
Gracias a su fama, le fue posible viajar a Hollywood, donde sería protegida por
Louis B. Mayer quien, además, le daría un nuevo nombre inspirado en la actriz
Barbara La Marr, antigua amante de Louis, que falleció en trágicas
circunstancias.
Tras el estreno de su primer
largometraje en los EE. UU., Algiers, junto con Charles Boyer, y bajo contrato
con la MGM, empezó a destacar en Hollywood con Lady of the Tropics, y con I
Take This Woman. Hedy Lamarr trabajó entre otros con King Vidor, Jacques Tourneur,
Robert Stevenson y Cecil B. DeMille. No tuvo, sin embargo, demasiado éxito al
elegir sus películas en otras ocasiones. De todos modos, estas fueron bastante
numerosas, pues hizo unas treinta en su carrera, la mitad de las cuales fueron
realizadas hasta 1945. Trabajó en el cine hasta 1958.
En 1965, Lamarr firmó con la
propia Metro-Goldwyn-Mayer un contrato de 200 000 dólares por publicar sus
memorias. La productora encargó a dos Escritores Fantasmas, Leo Guild y Cy
Rice, la transcripción de 50 horas de conversación y confidencias, pero el
resultado final disgustó profundamente a la actriz, quien trató de detener la
publicación sin éxito. La primera versión en castellano fue editada por
Grijalbo en México (1968); medio siglo más tarde llegaría la edición española,
a cargo de la editorial especializada en libros de cine Notorious.
No hay comentarios:
Publicar un comentario