Científica austriaca que
investigó en radiactividad y en física nuclear. Formó parte del equipo que
descubrió la fusión nuclear, un logro por el cual su amigo y colaborador Otto
Hahn recibió el Premio Nobel. En 1938 tuvo que huir de Alemania, donde llevaba
trabajando 30 años, perseguida por el nazismo, dada su ascendencia judía. Se
afincó en Estocolmo y adoptó la nacionalidad sueca. Meitner proporcionó la
primera explicación de la fisión nuclear del uranio en términos de física
teórica. El suyo es uno de los casos más claros en que el comité del Nobel ha
pasado por alto a una mujer autora de un hallazgo científico de primera línea,
el cual, entre otras aplicaciones, dio lugar a reactores para la producción de
electricidad, a las armas nucleares empleadas en la segunda Guerra Mundial y a
la medicina nuclear. El elemento n.º 109, meitnerio, fue nombrado en su honor.
Nació en Viena el 7 de noviembre
de 1878 en el seno de una familia de clase media alta, la tercera de ocho
hermanos. Aunque sus padres eran nominalmente judíos, recibió una educación cristiana
protestante. Desde niña se interesó por las matemáticas y la física. En aquella
época los Gymnasium solamente admitían a chicos, y ella tuvo que estudiar en
una Bürgerschule para luego examinarse por libre del Matura. Tras una dura
preparación, contando con el apoyo de su padre, aprobó este examen en 1901. Ese
mismo año se matriculó en la Universidad de Viena de varias materias de
matemáticas y física.
Se entusiasmó con el laboratorio del Instituto de física
situado en el noveno distrito de la ciudad; este contribuyó a que Lise Meitner
se decantara por la física como materia principal. Al año siguiente ya
empezaron unas clases de mayor exigencia: mecánica analítica, electricidad y
magnetismo, elasticidad e hidrodinámica, acústica, óptica, termodinámica,
teoría cinética de gases, así como física matemática y un curso de filosofía de
la ciencia. Este plan de estudios tenía una particularidad: todas las clases
las impartía una sola persona, el físico teórico Ludwig Boltzmann. Meitner las
calificó, años después, como "lo más hermoso y estimulante que ella había
oído". Hacía tan solo cuatro años que las facultades de Austria habían
abierto las puertas a las estudiantes femeninas, pero Boltzmann las aceptaba
con naturalidad. Lise Meitner se encontraba muy a gusto, encantada con el
ambiente que reinaba en la Universidad. Desde el principio se interesó por las
incógnitas que planteaba la radiactividad. En 1906 se convirtió en la segunda
mujer que obtenía el título de doctora en física en la Universidad de Viena,
con una tesis sobre la conducción del calor en cuerpos no homogéneos.
Presentó una solicitud para
trabajar con Marie Curie en París, pero sin éxito. Durante el primer año tras
la obtención del doctorado trabajó, por las tardes, en el Instituto de física
teórica en Viena. Por la mañana daba clases como profesora en prácticas en una
escuela de chicas para tener una mínima independencia económica. En junio de
1907 publicó un artículo sobre las partículas alfa en la Physikalische
Zeitschrift. Ella había realizado una de los primeros experimentos que
conducirían al átomo nuclear de Rutherford. Sin embargo, la joven investigadora
no veía un futuro para ella en Viena, aparte de la enseñanza, que no le
interesaba. Se armó de valor y le pidió a sus padres que siguieran
manteniéndola para irse por dos años a Berlín, y éstos accedieron.
En 1907 se trasladó a Berlín para
seguir en la Universidad Humboldt las clases de Max Planck, de quien había oído
hablar, aunque no sabía nada más de él; ni siquiera conocía su teoría cuántica.
Tampoco sabía que a las mujeres se les negaba el acceso a las universidades de
Prusia. Por fortuna, Max Planck le permitió que asistiera a sus clases.
Lise Meitner se dirigió al
Director del Instituto de física experimental, Heinrich Rubens, para trabajar
allí por las tardes. Este la aceptó de buen grado y además le comunicó que Otto
Hahn había mostrado interés en colaborar con ella. Los dos se llegaron a hacer
muy amigos en las tres décadas en las que se dedicaron a desvelar los misterios
del átomo y la radiactividad. De momento, el único problema era que, dado el
veto a las mujeres que prevalecía en la Universidad, Lise tenía que entrar a
escondidas, por una puerta trasera, en el sótano del Instituto de química que
en su día fue un taller de carpintería y que Otto había acondicionado como
laboratorio. Esa situación se prolongó durante un año. Lise no tenía más dinero
que la modesta cantidad que le enviaban sus padres, y llevaba por tanto una
vida muy frugal, alquilada en una habitación de estudiantes y tomando nota de
cada céntimo que gastaba. Pero no se sentía desgraciada por ello, pues al
margen de su afición por la física, que tanto la llenaba, no le faltaba vida
social. Hacía caminatas con una estudiante de botánica; acudía a las veladas de
música en casa de su admirado Max Planck, e hizo amistad con sus hijas; otras
parejas de compañeros la invitaban a la ópera o a excursiones en coche. Varias
veces al año viajaba a Viena a visitar a su familia. Sentía nostalgia por su
ciudad, pero no se arrepentía de haberse instalado en Berlín.
Otto Hahn en una investigación
que duró más de treinta años, con quien descubrió el protactinio en 1918. Fue
wissenschaftliches Mitglied en el Instituto Kaiser Wilhelm de Química desde
1913, después de su habilitación en 1922 se convirtió en profesora de física
nuclear experimental en la universidad de Berlín, la primera profesora de
física en Alemania; ocupó este puesto desde 1926 hasta 1933. A finales de 1938
tuvo que abandonar Alemania, forzada por las Leyes de Núremberg del Gobierno de
la Alemania nazi, y se unió al personal de investigación atómica del Instituto
de Manne Siegbahn en la Universidad de Estocolmo, en donde estableció contacto
con su sobrino, Otto Frisch. Con la contribución de Meitner, Otto Hahn y Fritz
Strassmann produjeron el primer ejemplo de la fisión nuclear creada por
personas, aunque no se dieron cuenta de lo logrado hasta que ella supo
interpretar los resultados.
En 1939 Hahn publicó su trabajo omitiendo el nombre
de Meitner alegando que el régimen nazi no le habría dejado incluir una autora
judía. Meitner y Frisch explicaron el fenómeno mediante el modelo de la gota
líquida introduciendo el término de fisión nuclear, en un trabajo publicado en
la revista Nature. A pesar de su investigación sobre la teoría atómica y la
radiactividad y de allanar con su descubrimiento de la obtención del punto de
fisión el camino a Otto Hahn, el hecho de no aparecer como coautora fue
esgrimido por el comité Nobel para otorgar solo a Otto Hahn el premio Nobel de
Química de 1944, excluyendo a Meitner. Sin embargo, recibió el reconocimiento
por sus contribuciones a la física en 1966, cuando le fue concedido el Premio Enrico
Fermi en Estados Unidos. Sugirió la existencia de la reacción en cadena, con lo
que contribuyó al desarrollo de la bomba atómica. En su honor se nombró
«meitnerio» al elemento químico 109.
Meitner se naturalizó ciudadana
sueca en 1949. Se jubiló en 1960 y se trasladó a vivir al Reino Unido, donde
vivían la mayoría de sus parientes. Lise Meitner murió en Cambridge, el 27 de
octubre de 1968. Conforme a sus deseos, fue enterrada en Bramley (Hampshire)
junto a su hermano Walter, fallecido en 1964. Su sobrino Otto Frisch fue quien
compuso la inscripción de su lápida, “Lise Meitner: una física que nunca perdió
su humanidad”.
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