miércoles, 22 de enero de 2020

MADAM C.J. WALKER




Sarah Breedlove nació el 23 de diciembre de 1867 en Delta, Luisiana. Ella fue una de seis hijos; tuvo una hermana llamada Louvenia y cuatro hermanos: Alexander, James, Solomon, y Owen Jr. Ella sus padres y hermanos mayores fueron esclavos en la plantación Madison Parish de Robert W. Burney. Ella fue la primera hija en su familia en nacer en libertad tras la Proclamación de Emancipación. Sarah, quedo huérfana con seis años, se mudó con su hermana mayor y su cuñado, Willie Powell. Cuando tenía 14 años se casó con Moses McWilliams para escapar del maltrato de Powell, y tres años después nació su hija, Lelia McWilliams. Cuando Sarah tenía 20 años y Lelia solo dos, su esposo murió. Poco después se mudó a San Luis en donde vivían sus otros tres hermanos. Todos eran barberos en una barbería del lugar. Ella consiguió trabajo como lavandera, y aunque apenas ganaba algo más de un dólar por día, estaba decidida a conseguir suficiente dinero para que su hija pudiera recibir educación formal.
Como muchas mujeres de la época, Sarah sufrió la caída de su cabello y problemas en el cuero cabelludo debido principalmente a una dieta deficiente, escasos hábitos de higiene y productos como sosa cáustica que eran incluidos tanto en los jabones para lavar la colada como en los de la limpieza del cabello.​ Entonces aun la mayoría de los estadounidenses no contaban con agua corriente en sus hogares ni calefacción, por lo que se bañaban y se lavaban el cabello con poca frecuencia. En un principio ella aprendió sobre el cuidado del cabello de sus hermanos, quienes tenían una barbería en San Luis. Aproximadamente para la Feria Mundial de 1904, se convirtió en agente comisionada de ventas de los productos Annie Turnbo Malone, una emprendedora de productos de cuidado del cabello para afroestadounidenses. Mientras trabajaba con Annie Malone, aprendió y adaptó sus conocimientos sobre el cabello y productos para si misma. Se mudó a Denver para trabajar en sus propios productos, y se casó con Charles Joseph Walker, un vendedor de publicidad en periódicos. Surgió así con el nombre de Madam C.J. Walker, una peluquera y vendedora independiente de cremas cosméticas. Tras casarse con Charles Walker, éste le dio consejos sobre promoción y publicidad en revistas y periódicos afroamericanos, mientras que Madam C. J. Walker entrenaba a mujeres para que se conviertan en "culturistas de la belleza" y para que aprendieran el arte de vender puerta a puerta.

 


 En 1906, Madam Walker puso a su hija A'Lelia ( McWilliams) a cargo de las operaciones de venta por correo mientras ella viajaba a través de los estados del sur y el este de los Estados Unidos para expandir y promocionar su negocio. Inspirada por el modelo de la National Association of Colored Women, comenzó a organizar a sus agentes de ventas en clubes locales y estatales. En 1917 organizó su primera conferencia anual de "Madam Walker Beauty Culturists" en Filadelfia. Durante la convención dio premios no solo a las mujeres que habían vendido la mayor cantidad de productos y atraído a nuevas agentes de venta, sino que también a aquellas que habían contribuido con la mayor cantidad de caridad en sus comunidades. Enfatizó la importancia de la filantropía y la participación política. Esto tuvo un impacto enorme en la expansión de su negocio. También comenzó su negocio de venta por correo internacional para mantenerse al ritmo de su creciente negocio, poniendo a su hija A'Lelia Walker a cargo del mismo.​
Cuando su hija Lelia  administró el negocio por correo desde Denver, Madam Walker y su esposo viajaron a lo largo de los estados del sur y el este del país. Se asentaron en Pittsburgh en 1908 y abrieron el Colegio Lelia para entrenar a "culturistas del cabello". En 1910 Walker se mudó a Indianápolis en donde estableció sus oficinas principales y construyó una fábrica, un salón de belleza, y una escuela de belleza para entrenar a sus agentes de venta. Más adelante añadiría un laboratorio para colaborar con su investigación en nuevos productos e ingredientes. Sarah, para entonces ya conocida como Madam C. J. Walker, se estaba volviendo muy exitosa. El mercado de su negocio se extendió más allá de los Estados Unidos llegando a Cuba, Jamaica, Haití, Panamá y Costa Rica.
Comenzó a enseñar y entrenar a otras mujeres negras sobre la independencia de la mujer, preparación de presupuestos y el cuidado de la belleza para ayudarles a crear sus propios negocios. También dio charlas sobre temas políticos, económicos y sociales en convenciones financiadas por instituciones negras influyentes. En 1917 inició la convención del Sindicato de Culturistas del Cabello Walker de Estados Unidos, la cual terminó siendo la primera convención de mujeres estadounidenses para la discusión sobre comercio y negocios. Se involucró en temas políticos, llegando a formar parte del comité ejecutivo de Protesta de la Marcha Silenciosa. Fue una demostración pública de más de 8.000 afroestadounidenses el 28 de julio de 1917 marchando en silencio por la Quinta Avenida de Nueva York para protestar contra los linchamientos que ocurrían en esos años y exigir justicia. Fue una de las primeras manifestaciones masivas de este tipo guiadas por líderes conocidos como James Weldon Johnson y W.E.B. Du Bois, para instar al presidente Woodrow Wilson a defender las vidas de los ciudadanos negros. Terminó en un disturbio en el que murieron 39 afroamericanos. 



En 1917, contrató a Vertner Tandy, el primer arquitecto negro certificado en el estado de Nueva York y miembro fundador de la fraternidad Alpha Phi Alpha, para que diseñase una casa para ella en Irvington-on-Hudson, Nueva York, Villa Lewaro.​ ​ Se mudó a la Villa Lewaro en mayo de 1918 y organizó un evento de inauguración en honor a Emmett Scott, en ese entonces el Secretario Asistente de Asuntos Negros del Departamento de Guerra de los Estados Unidos. Justo antes de su muerte donó 5.000 dólares, al fondo anti linchamiento de la NAACP. Madam C.J. Walker murió a los 51 años en Villa Lewaro el domingo 25 de mayo de 1919 debido a complicaciones de su hipertensión. En su testamento dejó dos tercios de sus futuras ganancias a la caridad y a su legado.​ Cuando murió era considerada la mujer afroestadounidense más rica de los Estados Unidos. 


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